Hola a todos...
Casi todos los que me leéis sabéis que cada uno de mis juguetes guarda una anécdota o un bonito recuerdo. Tal es el caso de los Mádelman de la serie que presento ahora, "marina de guerra" que ni es
la que más me apasiona, ni la que tengo mejor conservada, pero al menos se puede apreciar que jugados, están muy jugados.
la que más me apasiona, ni la que tengo mejor conservada, pero al menos se puede apreciar que jugados, están muy jugados.
Comencemos por el principio, mi primer recuerdo; el infante de marina.
En su momento no fue de los que más me apasionaba. De hecho no lo tuve por que no entendía en un soldado un uniforme que parecía un abrigo, para saltar de los barcos y tomar cabezas de playa. No debió pensar lo mismo mi querido primo Juan Carlos, en el que debía ser el verano del año 73 o 74, cuyos largos días veraniegos entre siestas y piscinas, dejaban huecos para montar en bici al atardecer por el pueblo y jugar en casa con mis juguetes por las mañanas.
Mi primo venía a casa y allí montábamos las mil batallas. Debieron gustarle mucho mis Mádelman, en esos momentos, él no poseía ninguno y hojeaba el catálogo con la misma avidez que yo.
Mi madre le prometió un Mádelman para su cumple y sé que le puso el ojo al tropa de montaña básico de primera generación, pero no lo encontramos en la tienda y escogió el de "infantería de marina". Al poco de la celebración de su cumpleaños se marchó a su tierra, Las Palmas, hasta el verano siguiente; y le perdí la pista al muñeco y a su nueva afición, pues los veranos siguientes fuimos más de fútbol, piscina y bicicletas que de juguetes. Hay que tener en cuenta que él era algo más de un año mayor que yo. Desconozco si tuvo algún Mádelman más. Yo si, muchos más...y aun tengo.
La siguiente figura me lleva a Madrid y a esos largos paseos por el barrio de Salamanca y por la Gran Vía que mi tío Paco me daba en cuanto visitábamos a mis abuelos. Todavía puedo recordar el olor de la tienda de juguetes de la calle Goya en la que junto a mi tía Maribel, me regaló un precioso "marinero de servicio portaviones", con su uniforme de faena azul en dos tonos y un fabuloso chaleco salvavidas naranja.
Mi tío estaba muy en contra de todo lo militar y aunque me dejó elegir, me supo llevar a uno que no portase armas, contándome con la
misma claridad que un maestro, lo importante que eran esos soldados para que aterrizasen los aviones en la cubierta de los barcos. Siempre escuché muy atento los consejos y charlas de mi tío que en aquella época debía tener unos 22 años. Aun tengo presente la forma en que me miraba y esa voz con la que cautivaba cada explicación.
misma claridad que un maestro, lo importante que eran esos soldados para que aterrizasen los aviones en la cubierta de los barcos. Siempre escuché muy atento los consejos y charlas de mi tío que en aquella época debía tener unos 22 años. Aun tengo presente la forma en que me miraba y esa voz con la que cautivaba cada explicación.
Finalmente le llega el turno al "marinero". Una de las figuras que Madel vendió más en los días de las primeras comuniones por su uniforme blanco inmaculado; y que a mí, como toda la serie no me parecía que tuviera mucha jugabidad. Eso de usar el sofá a modo de barco de guerra era mucho imaginar y no siempre es posible.
Lo presento en dos de sus versiones, ojos pintados y el normal de primera generación. Lo de llamarle "marinero loco" viene por esos ojos tan abiertos que tenían los primeros Mádelman cuyos ojos iban pintados por dentro. Como se puede ver, la figura ha ido evolucionando, pero los primeros siempre serán mis favoritos.
No tuve el de segunda generación, de hecho yo ya era mayor cuando me compraron esos nuevos Mádelman, pero eso ya es otra historia.
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